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La
orientación es un proceso de acompañamiento que permitirá la definición del
objetivo profesional y del proyecto de vida. Un proceso en el que la toma de
decisiones estará en manos de la Persona Trabajadora de Inserción (PTI). Para
facilitarlo, se incluyen herramientas
dirigidas al autoconocimiento, así como al análisis de recursos en el MTO y a
la búsqueda activa de un empleo.
Debemos aportar a la PTI información sobre el mercado de trabajo,
prepararla para la elaboración de su curriculum vitae en los formatos
apropiados y para defenderlo en una entrevista de trabajo, entrenarla para
participar en condiciones razonables en los procesos de selección, asesorar
sobre los recursos y herramientas que puede utilizar para la búsqueda de
empleo, incluyendo también redes sociales y canales de búsqueda; así como
consolidar y ampliar su red de contactos.
Además, este proceso atiende a otros elementos transversales relacionados
con la búsqueda de empleo como la tolerancia a la frustración, la
comunicación asertiva y la adecuación de expectativas.
Sin duda, es el único de los cuatro procesos que se centra únicamente en la
PTI y que, por lo tanto, permite una continuidad clara en el proceso de
acompañamiento del itinerario en la empresa. Si bien las acciones que se
presentan son completamente nuevas, ya que todas ellas se dirigen a la salida
de la empresa de inserción: conocer sus expectativas, también sus posibilidades,
realizar un autoanálisis y tomar conciencia de sí y del entorno; desarrollar
competencias que no han sido quizá necesarias durante su trabajo en la empresa de inserción (digitales, de
búsqueda de empleo); identificar y contrastar las capacidades adquiridas en
la empresa de inserción con las de los perfiles demandados en el entorno a
los que puede aspirar (que no siempre coinciden con la ocupación que ha
tenido en la empresa de inserción, puede que incluso ni en el mismo sector);
buscar ofertas de trabajo (un proceso
que tuvo que realizar posiblemente previamente a la entrada en la empresa de
inserción y que resulta con frecuencia frustrante e ingrato); relacionarse
con la administración para actualizar la situación en relación al empleo;
buscar posibilidades de formación complementaria; así como mantener la
motivación en un momento de incertidumbre que siempre representa la búsqueda
de empleo. |
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Si bien
todas estas acciones son responsabilidad principal de la PTI, probablemente
para muchas de ellas se requiera del apoyo en forma de orientación.
La orientación es, por lo tanto, un proceso individual, en sintonía con el
proceso de acompañamiento, que se centra en cuestiones personales si bien las
pone en relación con el mercado de trabajo, y que se apoya en una valoración
positiva previa de los progresos de la PTI en los distintos ámbitos de
competencia (personales, sociolaborales y profesionales), valoración que da
lugar a iniciar la fase de transición al mercado de trabajo ordinario.
A continuación, enumeramos y definimos brevemente cada una de las tareas
que hemos identificado como propias de este proceso y para las que hemos
localizado herramientas apropiadas:
● Autoconocimiento. El diagnóstico de competencias es imprescindible
en este momento, pero es la propia PTI quien ha de llevarlo a cabo, para
tomar conciencia, con sinceridad, de cuáles son sus intereses y preferencias
y en qué medida se corresponden con sus competencias, tanto básicas como
meta-competencias.
● Proyecto profesional y de vida. Procede definir el objetivo
profesional, elaborarlo e interpretarlo, tanto para poder ajustar la
orientación profesional requerida como para apoyar la búsqueda activa de
empleo.
● Talleres formativos. La formación en este momento consiste en
acciones puntuales que no tienen que ver con la capacitación técnica sino con
las actividades que tendrá que realizar en el proceso de intermediación:
entrevista de trabajo, elaboración del curriculum en distintos formatos,
incluido el digital, así como actividades de comunicación asertiva.
● Organización del tiempo BAE. Elaborar y llevar al día una agenda
laboral es imprescindible para el éxito en la fase de intermediación.
● Formación de orientadores/as. Por su parte, también el personal
técnico de apoyo ha de recibir formación para este proceso, en el que se desvelan
múltiples temores y resistencias y que reclama una inversión del proceso de
acompañamiento realizado en los años precedentes.
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